Corrí por La Alameda lo mas rápido que pude, avance entre la gente sin siquiera chocarlos, llene mis pulmones con aire y grite fuertemente, pero ella no quería o no podía escucharme. Tome un atajo pero aun así no pude alcanzarla. Estaba por llegar a plaza Italia, cuando di mi último esfuerzo, corrí tanto que sentía que volaba, pasaba sobre todas esas personas, que solo pensaban en ellas y sus problemas. Llegue sobre los edificios, sobre las palomas también. Pero a pesar de todo ese esfuerzo no la alcance, siquiera rozarle pude, y ahí comprendí que nunca la alcanzaría.
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