29/9/10

Un libro de bolsillo (parte I)


Nauseabunda y casi sin fuerzas, Andrea se aferraba al fierro de la micro con miedo. Su agitada respiración se hacia cada vez más notoria y la gente se alejaba como si se tratase de un bicho raro. Su camisa y su corbata estaban manchadas por una seca sangre, su falda colegiala -que no le cubría demasiado-estaba igualmente teñida. La mirada distorsionada y las manos llenas de pequeños cortes frescos no ayudaban para nada a su apariencia. El frió empezó a recorrer su cuerpo, los 33 grados de temperatura no eran suficientes para ella, unas imagenes raras pasaban en su cabeza como comerciales de televisión baratos, imágenes de las muertes de sus vecinos, de las muertes de sus parientes, incluso de las muertes de sus acompañantes de la micro. Toca el timbre casi convertida en zombie, se baja con la mayor de las dificultades, se tambalea de lado a lado y camina lentamente. Se lanza al suelo en un intento de aminorar su carga emocional, saca un pequeño libro de su bolso y comienza a leer en voz alta:

"Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse."
Pero Andrea ya lo había olvidado, su rosa se había marchitado, ensangrentando su pecho, incluso aun dolían las espinas que le había enterrado en su desgarrado brazo. Lo esencial es invisible a los ojos, jajajaaa Andrea se reía de esa frase tan cliché, cliché pero bien cierta, odiaba ese libro con el alma, pero aun así esté le daba una buena lección, Andrea se levanto con los ojos hinchados por las lágrimas, se aferró a una señora que pasaba y le dijo en tono de susurro en su oído -lo esencial es invisible a los ojos, porqué no queremos ver, por que no nos dejan ver, por que la muerte nos acecha desde antes de que salgamos del vientre. La herida en su pecho se volvió una molestia imposible de contener, se tiró al suelo agonizante de dolor, la señora siguió su camino, creo que nunca sabremos si entendió el mensaje de Andrea. La muerte esta a la vuelta de la esquina, mirando los últimos suspiros de nuestra protagonista, mira paciente para tomar parte en la escena. - Creo que vivir en este mundo fue lo que me dejo ciega. Dijo Andrea como testamento al lector.