...Y mirando al horizonte fue como el tipo se dio cuenta del fatal destino que le esperaba a la vuelta de ese paraje, cerró los ojos en símbolo de entrega y extendió sus brazos al cielo ofreciendo su cuerpo ante Dios. La bajada y el remezón hicieron que su alma saliera disparada al cielo, su corazón latía fuertemente, su peso disminuía con bastante apuro, una sensación divina cubría su cuerpo y las preocupaciones se evaporaban, se perdían con la brisa cálida de la tarde. "Al fin me entrego a ti", fue uno de los últimos pensamientos que logró articular, su cabeza se nublaba y lentamente se llenaba de una imagen y sonidos difusos, sonidos que pronto se convirtieron en voz, una voz potente e indescriptible, "sufrirás las consecuencias de tu cobardía" resonó en toda su alma, y sintió vértigo, descendía más rápido de lo que se podía dar cuenta, rápidamente logro abrir los ojos, la respiración le volvió en súbito, su cuerpo seguía colgado de aquel árbol, el cuello se quebraba y sentía cada uno de sus huesos como se hacía añicos, la cuerda lentamente lo apretaba, le quitaba la vida con tal lentitud que un sentimiento de arrepentimiento llegaba a su cabeza, pero la cuerda ya había tomado su rumbo, es que nuestras decisiones casi nunca son las más acertadas...
