28/5/11

Y sI fUeRa CiErTo!




Caminabas tambaleante dos pasos delante de mí, dos pasos que parecen años, kilómetros y mares. Tu mirada está siempre al frente, pero a pesar de eso se que me tienes vigilado completamente. El hermoso otoño hace juego con tus ojos almendrados color vida, te das vuelta en seco y me dices: “Creo que estamos perdidos”, miro tus pequeños labios y soy yo el que me pierdo en ellos, mil sensaciones pasan por mi boca mientras te observo, y tú aun esperas una respuesta, te digo que no importa, que en el riesgo esta lo realmente entretenido. Las hojas caen tiñendo el suelo en un café claro, al fondo de la escena se observa una pequeña plaza de variados colores, me tomas de la mano, y aceleras el paso, te sientas en el pasto y me acalambras los sentidos con tu mirada de niña buena, “¿Y de que me querías conversar?” me preguntas con un dejo de desinterés que me coloca nervioso, te doy una ultima mirada, eres perfecta, y respiro para sacar fuerzas que se que no tengo. “Necesito confesarte algo” mientras digo eso pones la cara que me atonta, “comprendo”, y te levantas para pararte frente a mi y te me quedas mirando a los ojos, creo que pasaron 30 minutos divididos en fracciones de segundos mientras nos mirábamos. Podía sentír tu olor, exquisito e indescriptible, entreabriste la boca para emitir una palabra y tu labio brilló casi dándome una invitación, así que apague esa palabra con mi boca y cerré los ojos por el miedo a la respuesta que vendría. Estuvimos quizás cuantos minutos en ese primer encuentro, éramos la fusión más perfecta, después de eso te detuviste, me besaste tiernamente por medio segundo más y me diste la mirada más compleja que encontraste, me observaste detenidamente un par de momentos más y así como sucedió fue como terminó, tomaste tu mochila y me besaste en la mejilla, dándome la señal de que el juego había terminado, “buenas tardes” me dijiste, “buenas tardes” fue lo único que atine a decir.

24/5/11

a VeCeS eS mUy TaRdE!


Esa noche me preparaba para ir a verte, hace mas de año y medio que no conversábamos, las cosas resultaron diferente a lo planeado, supongo que ocurrió mas o menos así.
Sacaste el frasco del velador y lo miraste por mas de 15 minutos, luego de que revisaste todas sus etiquetas, lo abriste con sumo cuidado, el tiempo se volvía denso mientras tomabas el pequeño puñado de pastillas, las pasaste de tu mano derecha a la izquierda en un acto de vislumbrar la situación futura. Sacaste una jarra con agua fría del refrigerador y llenaste un gran vaso con ella, en tus manos tenias lo que podría simbolizar el fin de una triste etapa, lo que realmente estabas deseando hace mucho, pero que no habías tenido las fuerzas para realizarlo. Observaste por la ventana, con mirada de ultima vez, y mientras una pequeña lagrima representaba el comienzo del réquiem que terminaría con esta vorágine de sentimientos, te tomaste una a una cada pastilla, cada una con un pequeño sorbo de agua, cada una robándote la sonrisa de la cara, cada una alejándote más y más de mi.
Te encontré esa fría mañana de mayo, tu rostro se veía tranquilo, las penas habían pasado y ya estabas descansando, recogí el frasco del suelo y guarde en el mis ultimas esperanzas, lo tome con firmeza y lo lance al vació.
Tu funeral fue simple, con poca gente, te lleve la flor que mas odiabas, pero de todas maneras no estabas ahí para observarla.