31/12/21

MaS dE lO qUe QuErIa SaBeR


No sé por donde comenzar, es todo bastante confuso, supongo que no me creerán, de verdad que no.

Es que mi mundo es bastante distinto al de ustedes, me levanto temprano en la mañana, cepillo mis dientes y salgo a la U, estoy gran parte del día allá, y se ve que todos tienen el mismo ritmo, el mismo tipo de vida, pero de repente pasa y no les miento, les va a sonar extraño. Ayer sin ir mas lejos, estaba de lo mejor tomando once y sentí esa sensación, todos en mi mundo saben que cuando sientes eso vas a “viajar”, mi corazón sentía que se apretaba contra mi pecho tratando de escapar, la cabeza me daba vueltas y dando un grito ahogado ya estaba ahí. Era una gran puerta roja, toda mi vida la había visto pero nunca supe como llegaba a ese lugar, miré a mí alrededor, estaba en el espacio más vacío que se puedan imaginar, hice como siempre, toqué la puerta y aparecí en otro lugar.

Estaba en la casa de mi amigo, como siempre mi cuerpo no me respondía, no era más que un espectador dentro de todo lo que pasaba, es como si otro igual a mí tomara posesión de mi cuerpo. Así que me deje llevar, no sacaba nada con dar la pelea, no ganaba nada. Mi cuerpo hizo cosas triviales, subí escaleras, conversamos sobre la película que iba a salir, y de la nada aparecí nuevamente en la habitación de la puerta. Esta vez la toqué esperando que me llevara a mi casa, pero no fue así.

En vez de eso, aparecí en una oficina, claramente no era mi casa. Mi cuerpo subió por el ascensor hasta el piso 28, una pena inmensa arrastraba mi alma, lo peor es que nunca la tuve, luego subió unas escaleras, llegamos a la azotea, mi cuerpo miró hacia abajo como con la intención de matarse, traté de detenerlo pero nunca puedo hacerlo, mi cuerpo pensó en lo malo que es este mundo con él, y se lanzó. Bajé un piso, dos más rápido, mi corazón se aceleraba pero algo me calmaba, siempre después de que mi cuerpo se lanzaba del edificio yo aparecía en mi casa, así que a pesar de que mi cuerpo se sintiera asustado yo estaba tranquilo. Llevaba 20 pisos cayendo, me empecé a preocupar, mi cuerpo extendió los brazos y yo cerré los ojos y en eso choqué, no me dolió, sino que fue más la sensación de golpear contra el suelo, sentía un miedo terrible, mi cuerpo nuevamente me respondía. Empecé a abrir los ojos y volví a “viajar”, esta vez estaba en la puerta, me tranquilicé y la toqué, pero esta vez no viajé a ningún lado, en vez de eso se abrió y del otro lado apareció una persona igual a mi, mismo cuerpo y misma expresión de terror. En ese momento, lo miré de pies a cabeza, era yo sin lugar a dudas, camine hacia mí otro yo y lo tomé del hombro, después de eso viajamos por última vez.

Me hice uno con mi otro yo, y recién caí en la verdad, se había acabado mi vida y no fui más que un sueño de alguien más. Ahora estoy acá esperando que mis otros yo lleguen a juntarse conmigo. Es tiempo de que se cuestionen entonces ¿acaso no son ustedes también el sueño de alguien más?