23/5/12

Fue LiNdO Lo NuEsTrO MiEnTrAs DuRo (Reedición)



Mírame, estoy sentado solo, asustado por lo que hice, el olor de la sangre que se seca en mi ropa me tiene extasiado, y quiero dejar de pensar por un rato en lo ocurrido. 
Mi cuerpo no quería reaccionar y hasta me parecía divertido el sonido de los huesos al quebrarse, mis manos se movieron solas en ese momento, una risa se me escapaba, una risa de plena satisfacción. Podría decir incluso que me sentía excitado con la situación.
Todo comenzó en esa maldita mañana de junio, estaba sentado en la plaza leyendo crimen y castigo cuando paso ella, por qué tenía que estar tan sonriente, por qué su estúpida cara demostraba tanta felicidad, ¿no sera que ella tuvo la culpa?. Me molestó, me enfermó a más no poder el saber que no estaba conmigo, no la conocía para nada, pero eso nunca fue necesario, ella era mía desde el momento en que se me cruzo. Maldigo la hora en que te topaste conmigo, me levante de mi asiento disimuladamente y camine detrás tuyo, supongo que no me escuchaste, actuaba como todo un profesional, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, y es todo culpa por tuya. Tu espalda y tu trasero son perfectos, tu olor, estoy seguro que es el aroma mas exquisito que jamas sentí. Te metes en una calle pequeña, siento que esta es mi oportunidad, los nervios me llegan todos de golpe, la adrenalina la tengo a mil, sé que te das cuenta de mi presencia, sé que sientes miedo, miras a todos lados y se nota lo aterrada que estas, no hay nadie mas que nosotros dos. Me decido y doy el paso hacia ti, te tomo por esa espalda hermosa, y con mi brazo derecho te agarro por el cuello, lo presiono fuertemente, tanto que sentí como se hizo polvo en mis brazos, tome el cortacarton que ya llevaba en mi bolsillo, y te apuñale, te raje esa espalda preciosa, debo admitir que estaba nervioso, saque el cortacarton y te lo volví a enterrar, dos, hasta cinco veces más; y en ese instante caí en la cuenta de cuan estúpido había sido, muy estúpido como para no darme cuenta que había sido visto, me tomó un brazo por la espalda y me quitó mi arma, hábilmente me la enterró en el cuello, sentía mi pecho caliente y mi ropa pronto se lleno de rojo, logre avanzar como dos calles, extrañamente no había nadie en toda la cuadra, me senté porque no podía mas, y aun me sentía un idiota por haberte dejado atrás, todo se me vuelve borroso, y pocas fuerzas me quedan para contarte mi historia, eres una estúpida por haberte aparecido, no me arrepiento en todo caso de mis actos, fue lindo lo nuestro mientras duro.