Hoy me siento embriagado,
me emborracho entre la brisa nocturna perdiéndome en la sombra,
el vaso en mi mano con unas pocas gotas de vino,
la botella con menos de un cuarto del malditamente hermoso brebaje.
Un cigarro en mi boca encendido a duras penas,
la copa se viste de moscatel,
perfuma nuevamente el ambiente y lo hace más soportable,
de mi boca salen sonidos mal articulados,
sonidos que son un canto en mi mente,
la canción más triste que me sé.
Me sirvo la ultima copa,
un gato en la pandereta juega a hablarle a una estrella,
camino con dificultad y con mayor dificultad articulo pensamientos,
el vidrio esta firme en mi mano,
vacío,
lo miro con desprecio,
con mayor desprecio miro a la botella,
y los lanzo al infinito,
se quiebran en mil fragmentos,
los pateo como si se trataran de mis problemas,
y lloro por cada una de esas penas.
La noche se volvió triste,
el vino me ha jugado chueco en mi cabeza,
provocó recuerdos un tanto idiotas,
las estrellas se apagan lentamente,
la cabeza gira sin cesar ,
me recuesto sin meditar en donde estoy,
y lo único en lo que pienso es que:
"ahora descansare un poco de todo esto".